Debe comprobarse al menos una alternativa

Impacto de las Amunas en la seguridad hídrica de Lima

Describa por favor brevemente su trayecto de Agente de cambio

La seguridad hídrica de grandes ciudades como Lima es cada vez más un tema preocupante. La capital del Perú alberga al 70% de la población nacional y desarrolla la mayor parte de las actividades económicas. Cada vez existe mayor conciencia sobre el hecho de que el agua no es un recurso infinito y de que su calidad es altamente vulnerable. El agua para Lima proviene de la sierra y, desde su punto de origen más distante hasta la ciudad, hace un recorrido de 160 km. En ese trayecto, el agua se alimenta de ecosistemas como nevados, lagunas, bofedales, pastizales y matorrales y, gracias a una serie de represas, canales y túneles, llega hasta la planta de tratamiento ubicada dentro de la ciudad. Debido a las actividades antrópicas y el cambio climático, estos ecosistemas vienen sufriendo graves estragos. Además, en su recorrido hasta la planta, el agua pierde considerablemente su valor natural debido a la gran cantidad de contaminantes que se encuentran principalmente en las cuencas de los ríos Rímac y Chillón. Solo en el caso del río Rímac, la Autoridad Nacional del Agua - ANA y la empresa de agua de Lima - SEDAPAL han observado que existen más de 900 puntos de contaminación originados por el arrojo de basura, descargas de aguas residuales y relaves mineros. ¿Cómo darle seguridad hídrica a una ciudad que crece continuamente y que debe lidiar con estos desafíos? Existen varios proyectos de inversión en cartera que buscan traer agua más allá del horizonte, como construir más presas y túneles; sin embargo, el sistema de inversión hace que estos proyectos demoren más de 20 años en hacerse realidad. Puede que estas obras sean necesarias, pero es indispensable que este tipo de infraestructura vaya acompañada de inversiones en infraestructura natural.

Describa por favor el cambio que creó su iniciativa y cómo se logró.

Desde el 2015, The Nature Conservancy (TNC), a través del fondo de agua de Lima - Aquafondo vienen realizando proyectos de adaptación al cambio climático en la cuenca alta del río Rímac. Pero la medida que generó mayor empatía con las comunidades fue sin lugar a duda la recuperación de canales ancestrales de infiltración, llamados amunas. Estos canales tienen como objetivo recargar los acuíferos e incrementar el caudal base que permite a las comunidades ser más resiliente frente a las sequias. Para ello, se realizó un mapeo de amunas el cual nos permitió identificar 69.5 km de canales amuneros en 25 amunas distribuidos en la parte alta de subcuenca Santa Eulalia, los cuales se encuentran en diferente estado de conservación. De estos ya se han recuperado 10.5 km de canales amuneros en 6 amunas. TNC empezó recuperando la amuna Saywapata y Huaycananpo en San Pedro de Casta y San Juan de Iris en el 2016 y 2017 respectivamente, luego Aquafondo recuperó la amuna de Huytama en el 2017 y la amuna Shucuni – Laguna Cercano en el 2018; asimismo, la Pontificia Universidad Católica del Perú recuperó la amuna Laguna Prestancia en el 2018, y últimamente TNC recuperó el Shucuni Chinchaycocha en el 2019. Se tiene previsto que TNC y Aquafondo continúen implementando 4 km más de amunas en San Pedro y 2 km en San Juan de Iris. Estamos en coordinaciones con SEDAPAL para que ellos se hagan cargo del mantenimiento de estas amuna y de esta manera darle mayor sostenibilidad. Lo interesante es que, en solo dos años de estar funcionando, la población local ha logrado evidenciar mejoras en la oferta hídrica el cual les permite contar con más agua en época de estiaje.

¿Cómo ayudó su iniciativa a desarrollar resiliencia al cambio climático?

El monitoreo hidrológico de la amuna Saywapata nos permitió determinar el grado de eficiencia en la recarga del acuífero. Se comprobó una infiltración potencial de 88.7 l/s por km, lo cual equivale a 225,800 metros cúbicos que se van al subsuelo. Asimismo, el tiempo de retardo entre la amuna y los manantiales aguas abajo evidenció que existe una mayor concentración entre los 3 y 38 días después de arrojar el trazador. Por ello, se recomienda continuar con el monitoreo, para determinar si efectivamente se encuentra una conectividad en los meses de estiaje como julio y agosto. En base a este monitoreo se estimó que el recuperar la 25 amunas contribuirá a almacenar 3 millones de metros cúbicos en la cuenca, lo cual equivales a 1200 piscinas olímpicas. Asimismo, este tipo de infraestructura seminatural, por su bajo costo, pueden perfectamente complementar a la infraestructura gris como la futura represa de Autisha ubicada en el río Santa Eulalia.

¿En qué decisiones relacionadas con el agua influyó o mejoró esta iniciativa?

En primer lugar, estas prácticas han despertado mayor interés en los socios del fondo de agua de Lima, empresas multinacionales como Backus, Nestle y Orbia, por su mayor eficiencia en regular el agua y porque se revalora practicas ancestrales. A esto se sumó la empresa de agua de Lima SEDAPAL que cuenta con un fondo de retribución por servicios ecosistémicos producto de la tarifa de agua. Ellos estarían interesados en el mantenimiento de estos canales que ayudarían no solo a retener más agua en la cuenca y beneficiar a su futura represa de Autisha, sino contribuye a la prevención de huaicos que imposibilita el tratamiento de agua potable para la ciudad de Lima. Asimismo, el Ministerio del Ambiente y la Superintendencia de Agua y Saneamiento – SUNASS está muy interesado en la protección de los ecosistemas altoandinos y cumplir con los ODS y los NDC donde se revaloriza los saberes ancestrales. Finalmente, la recuperación de las amunas genera ingresos económicos a las comunidades de su entorno, ya que el 70% de los costos de la construcción de una amuna, corresponde al pago de mano de obra local, brindando una ayuda económico importante para los pobladores de la zona. En contraste con la infraestructura gris donde el pago de mano de obra, no supera el 25% del presupuesto.

¿Cuáles fueron algunos de los desafíos enfrentados y cómo se superaron?

En las cuencas vecinas del Chillon y Lurin se sabía de las amunas, pero no en la subcuenca alta del Santa Eulalia. Fue gracias a un estudio hidrogeológico del INGEMMET del 2014 que junto a los pobladores de la zona identificaron unos canales amuneros. En un principio habían definido como medidas de adaptación al cambio climático e infraestructura natural prácticas de forestación, cercado de pastizales y zanjas de infiltración. Sin embargo, al ver la alta participación de mujeres y hombre en la recuperación de la primera amuna, fue que apostemos más por estas medidas. El mapeo de amunas fue clave para buscar más canales en la subcuenca y conocer su estado de conservación o abandono. Adicionalmente a estos estudios, se realizaron talleres con las comunidades para la realizar planes locales de adaptación al cambio climático, donde les pareció importantes recuperar y mantener sus amunas, así como sus lagunas. Esto planes locales fueron realizados con apoyo del MINAM y son una herramienta de planificación para los gobiernos distritales. Finalmente, el monitoreo hidrológico está contribuyendo con información sobre los beneficios de las amunas en términos de ganancias hídricas.

En su opinión: ¿Continuará el cambio creado por su iniciativa?

Estamos en conversación con la empresa de agua SEDAPAL para que las amunas que se recuperaron y los que se van a recuperar, se mantenga mediante el Fondo de Mecanismo de Retribucion por Servicios Ecosistemicos, es decir, como parte de la tarifa de agua se encargue de la operación y mantenimiento de todos los canales amuneros. Para el mantenimiento se estima que se estaria invirtiendo S/. 10,000 por cada kilometro de canal amunero.

¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas (buenas y malas) de la iniciativa y que puede compartir con otros?

Dentro de las lecciones aprendidas puedo destacar: Existen 60 kilómetros de amunas por recuperar, que, de hacerlo, podría incrementar el volumen de agua subterránea en 3 MMC lo que ayudaría a balancear mejor el agua en época de estiaje y favorecer la disminución de deslizamientos en la parte alta de la cuenca y la resiliencia ante el cambio climático. Dado el complejo escenario económico que nos ha dejado COVID19, la implementación de este tipo de soluciones además de contribuir a la seguridad hídrica también contribuye a aumentar los ingresos económicos de las comunidades. Ya que aproximadamente el 70% de los costos de la construcción de una amuna, corresponde al pago de mano de obra local. Se ha visto una gran participación de las mujeres en la recuperación de las amunas. Combinar la recuperación de amunas con obras de infraestructura gris convencionales es clave para incrementar el almacenamiento de represas que se tienen planificadas en la cuenca por parte de SEDAPAL. La amunas contribuye al cumplimiento del ODS 6, NDC y otros asociados a Cambio Climático. A raiz de esta experiencia en la implementación de los 6 canales amuneros, y el monitoreo hidrológico de uno de las amunas, he publicado un Libro sobre el "Impacto de las amunas en la seguridad hídrica de Lima" el cual pueden descargar en forma gratuita y también un resumen de los puntos mas importantes en la siguiente pagina: https://www.fondosdeagua.org/es/blog-y-noticias/blog/solucion-agua/