La Necesidad de un Enfoque Integrado

Ese enfoque integrado se denomina Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) y se define como un proceso que proceso que promueve la gestión y desarrollo coordinado del agua, la tierra y los recursos relacionados, con el fin de maximizar el bienestar social y económico resultante de manera equitativa, sin comprometer la sostenibilidad de los ecosistemas.

La política y la gestión del agua deben reflejar la naturaleza fundamentalmente interconectada de los recursos hidrológicos; y la GIRH es la alternativa aceptada al estilo de gestión sector-por-sector, arriba-abajo que ha dominado en el pasado. La base de la GIRH es que los diferentes usos de los recursos hídricos son interdependientes. Por ejemplo, las altas demandas de riego y los flujos de drenaje contaminados de la agricultura significan menos agua dulce para beber o para uso industrial; las aguas residuales contaminadas municipales e industriales contaminan los ríos y amenazan los ecosistemas; si se necesita dejar agua en un río para proteger la pesca y los ecosistemas, menos se puede desviar para cultivar.

Los principios de la GIRH adoptados en la Conferencia Internacional sobre el Agua y el Medio Ambiente en Dublín, Irlanda, en 1992, se conocen como los Principios de Dublín:

  1. El agua dulce es un recurso vulnerable y finito, esencial para mantener la vida, el desarrollo y el medioambiente.
  2. El desarrollo y manejo del agua debe estar basado en un enfoque participativo, involucrando a usuarios, planificadores y realizadores de política a todo nivel.
  3. La mujer juega un papel central en la provisión, el manejo y la protección del agua.
  4. El agua es un bien económico y tiene un valor social y económico en todos sus usos competitivos

 Un enfoque de GIRH se focaliza en tres pilares:

  • un ambiente facilitador de políticas, estrategias y legislación adecuadas para el desarrollo y la gestión sostenible de los recursos hídricos,
  • poner en su lugar los papeles institucionales mediante el cual poner en práctica las políticas, estrategias y legislación, y
  • el establecimiento de los instrumentos de gestión que estas instituciones requieren para realizar su trabajo.

 

La GIRH debe ser entendida como un proceso y no como un enfoque puntual, es decir, como una iniciativa a largo plazo y de progresión, pero iterativa y no lineal por naturaleza.

No hay un modelo administrativo correcto. El arte de la GIRH radica en seleccionar, ajustar y aplicar la combinación correcta de herramientas para una situación dada. Acordar los hitos y los plazos es fundamental para el éxito. La implementación puede realizarse paso a paso, en términos de alcance geográfico, secuencia y momento de las reformas. El alcance, calendario y el contenido de las medidas pueden ser ajustados de acuerdo a la experiencia. Al desarrollar una estrategia y un marco para el cambio, es importante reconocer que es poco probable que el proceso de cambio sea rápido.

Para la formulación de políticas y la planificación, la aplicación de un enfoque integrado requiere que:

  • El desarrollo y la gestión del agua tomen consideren los diversos usos del agua y las necesidades de las personas.
  • Las partes involucradas tengan voz en la planificación y gestión del agua, asegurando el involucramiento de mujeres y personas de bajos recursos.
  • Las políticas y prioridades consideren las repercuciones sobre los recursos hídricos, incluyendo la relación entre las políticas macroeconómicas y el desarrollo, gestión y uso del agua.
  • Las decisiones vinculadas al agua tomadas a nivel local y de cuenca estén alineadas con el logro de objetivos más amplios a nivel nacional.
  • La planificación y las estrategias relacionadas con el agua sean incorporadas a los objetivos sociales, económicos y ambientales.